sábado, agosto 25

Until the end of the world. U2

El amor que te tenía era lo más cercano a la felicidad, híbrida con una nostalgia embadurnada de tristeza por saber que jamás serías mía. Fuiste siempre la menos popular entre las alumnas del colegio. Niñaesmirriadapatilargaconanteojos. ¿De que planeta habrás escapado? Especulaba y toda conjetura se invalidaba con tus ojos silenciosos. A los años se que te perdí sin tenerte por un pútrido afán de vanagloria, de profesar la fe de todo adolescente encasillado, prototipo de encontrar a la porrista perfecta. Aquí donde estoy me ha ganado el tiempo y de ti sólo queda tu recuerdo y los cientos de besos que jamás te di.

Ahí donde percibo el dolor de aún pertenecerte y no comprender siquiera el porque sigues aferrada en los recovecos mas luminosos de mi alma , se encuentran todas las respuestas originales de mi forma mas intrínseca de ser.

Si te pudiera por primera vez, besar esos labios invisibles, atravesando la nada con tal de darte forma, situarme en el patio de la secundaria, frente al salón segundo C.

En el peso de esperarte o pronto o más despacio, la única certeza entrañable, se encuentra en la manera en que afín sigues enraizada en cada célula de mi cerebro.

Inútil esperar a que se acabe todo, cuando esta muchacha que aún me llama, logra de tan artificiosa manera que aún yo siga enclavado en su corazón
, por siempre a su corazón.

Ch i.



3 comentarios:

Claudia Isabel Palacios Trejo dijo...

Este cuentito siempre me ha gustado mucho y miren nadie escribe nada jajaja. Aquí te escribo yo algo, mi-ninovelita desolada.

Yo, si yo Chirinola Tejocote, Claudia Isabel fui esa niña, palomita de pupitre, je, y estoy segura que alguien en un punto inexacto de la tierra se arrepiente ontologicamente de no haberme lanzado los perros je.

Claudia Isabel Palacios Trejo dijo...

Si, asi fue.

p.d el chocolate es delicioso

Claudia Isabel Palacios Trejo dijo...

Y entonces yo le dije:
- Bailo como tlaconete con sal.

El no entendió la alusión, me saco a bailar.

Al final de la velada temía que ahí donde lo golpee con mi codo en una voltereta espectacular le saliera un chichón.