Felicidad

En el prólogo de "La mujer rota" Simone de Beauvoir expresa que las personas felices no tienen historia ¿En que momento la decisión de estar rabiosamente dichosos nos despoja de temporalidad?--------- He transcrito inumerables veces mi conclusión a esta pregunta, misma que he decidido dejar abierta para que cada quién escudriñe sus propias respuestas, ya que como la felicidad no es absoluta por ser una experiencia humana y por lo tanto asimilada en formas distintas no podríamos jamás establecer un acuerdo común. Sin embargo añado una clave y no mía sino de Jorge Guillén en una poesía de regocijo que se levanta estruendosa o debería decir que se eleva como trino la frase "Y todo en el aire es pájaro" ¿Qué nos imaginamos entonces aquí? Pienso en un momento breve, efímero donde la luz de luna se cuela por la ventana de una habitación en penumbras o quizá por un instante la persona que amas decide pactar una tregua, sonreírte y entrelazar sus dedos con los tuyos, entonces ese diminuto fragmento que le tomamos al tiempo o donde este nos toma a nosotros, se prolonga de tal manera que incomprensiblemente se transfigura en un instante que es la misma eternidad. El aire mezcla de sustancias variables y condicionado por la ley de la gravedad se convierte en ave, saco de plumas y huesos ligeros y lo que parece éter y pletórico de circunspección es convertido en máquina breve y voladora de regocijos y cantos. La felicidad es espontánea a tal grado que pierde la memoria. Aquí bien podría llegar Einstein y explicarnos el fenómeno "El tiempo depende del movimiento de quién lo mide" Si cuando me das tu mano y yo decido recorrerte con minuciosidad de cartógrafo, cada surco o duna de tus dedos y mi proceder es reconocerte lentamente, la fracción de segundo que me toma hacerte una caricia bien puede parecerme infinita, en tanto a ti una nadería... o como en nuestro caso puede que no. Más esa felicidad que sentí a la par se suspendió en el aire como colibrí. Un paréntesis fue añadido en el espacio-tiempo y me volví ahistórica, sempiterna e inmutable. Quiero confesarte que todo este remolino de relatividad lo entendí al fin contigo aquella noche.