Esotérico. Una señora como yo... deliberada, impúdica, después de las ocho de la noche desnuda por la casa. Párpados que se cierran y hete aquí que me desprecia. Previsible en demasía ¿Sabe usted? El preferiría una mujercita tendida boca arriba y gemidos, mohines, etc, etc. Yo soy su esposa no convencional, desterrada de morales desahuciadas. Le digo que mi manía es extraviarme en almacenes y encontrarme en los cristales:
Imagen.-Crítica, Imagen.- Trémula, Imagen.- Anotación mental, retoque lipstick. Una mentira carmín. Yo... La carne bajo la falda.
Nos conocimos sin providencias ni larga espera. Brazos velludos, solvente, hosco, que mire quedito. Cromo de marido. Al principio pulía mis sosiegos, coleccionaba recetarios, y soportaba su peso. Copas y servilletas. Caracterización de vida conyugal. El amor dura muy poco dicen los manuales, lápida y luego los hijos. ¿Cuántos? ¿Uno? Para después caer en la cuenta que pesa lo mismo que diez.
Años sedada, brazos entrelazados, piernas untadas de semen, cambiando pañales y desayunando insomnios. vástago y padre.- mayos y resignaciones ,Me cebaban, domesticaban,. “Hasta que la muerte los separe” Naturalmente el contrato.
Pudo haber sido algo definitivo, más cuando la casa empezó a quedarse sola, Yo seductora e impertinente. Affeires y respiros, claves e ímpetus para cortar zanahorias y desgrasar pollo, comida a las tres y revisar la tarea del niño. Sólo de esta manera mantener la armonía conyugal, pasar la aspiradora después del sexo casual en el cuarto de algún hotel.
Recapitulo. Ciertas curvas aquí y allá, turgencias adivinadas debajo del vestido, miradas libidinosas, y un amigo del consorte te propone un acostón. Luego acepto y me pongo contenta, enarbolo mi esqueleto y trato de ser precavida, que nadie se entere, semblante de esfinge. A pesar de la discreción le da por ser espía, por ponerme detectives, no cree en mi lealtad. Yo que podría acostarme con todos los hombres de la ciudad y nunca le traicionaría. Es que la infidelidad es otra cosa... Tomarlo en serio, no recibirlo con sonrisa despegada, tolerar sus exabruptos, olvidar servirle su taza de café: dos terrones muy caliente.
La vieja del ocho diría: “miserable” en el mejor de los casos “puta” Ella no sabe que el matrimonio se enrosca en el cuerpo y quiebra los huesos, serpiente del Amazonas. Cro-mo-so-ma XX y luego el desvío, la vida convenida, preparar cenas de negocios y anudar corbatas. Esposa, es también el instrumento metálico de inmovilización que utilizan los policías.
Cada vez que habla le escucho, no hace lo mismo, está lejos de la sonoridad de mi voz. Pasa que para él soy una desilusión, está enamorado de su casa impecable, de la comida a punto. Más reclama mi abandono, las ideas, subterfugios de supervivencia.
Podría esperar la vejez junto a él, suministrarle píldoras y llevarlo al baño, niño de meses. Las mujeres ancianas siempre se sobreponen a los esfínteres rebeldes, ellos parecen desmoronarse, consumirse en los segundos, una se va haciendo mas rígida, se hace intolerable la muerte, resta la taxidermia.
Aquí la casa se va haciendo película desgastada, proyectada innumerables veces. En tardes como ésta fantaseo el abandono marital, las maledicencias de los vecinos “Desalmada, vil, ya ni por su hijo con lo pequeño que es” Marido será la víctima, para mí el cadalso, periódicos y noticia. Soy la mujer hándicap, esposa polaroid, representación inanimada.
Y aún así me las arreglo, bailar, cenar, hacer el amor. A media luz gritar fuerte muy fuerte mi nombre, para que él entre su jadeo e interjecciones, pueda quizás algún día frecuentarlo.
Chirinola
2 comentarios:
oh quiero decirle señorita que ha citado aqui mi historia, lo cual me ha conmovido hasta dejarme ahogada en deslucidos insomnios y es que ultimamente la vida me parece comprensible, la gente me parece entendible tan entendible que si no fuera por la lastima los abandonaria en cuaquier instante, es que hay que saltar del barco como ratas, como ratas señorita que de eso se trata de saber a donde no vamos y huir de eso, huir señorita huir palabreria sencilla y tan dificil luego conjugarla pinche conjugacion de verbos que me ha acabado la vida, la vida señorita la vida, ahora mismo me aviento por la ventana o por la borda que es lo mismo
podemos huir de la vida, pero la muerte corre más rápido que nosotros, es un hecho científico.
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